EL PECADO NOS SEPARA DE DIOS.
La mano del Señor no es corta para salvar, ni es sordo su oído para oír.
Son las iniquidades de ustedes las que los separa de su Dios. Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar.
Ustedes tienen las manos manchadas de sangre y los dedos manchados de iniquidad. Sus labios dicen mentiras; su lengua murmura maldades. Isaías 59:1-3 NVI
Reconocer nuestro pecado es de valientes. A Dios no lo podemos engañar Él conoce nuestros pensamientos, Él sabe quienes somos.
No seamos como Adán y Eva que cuando desobedecieron no reconocieron su pecado, sino que la mujer le echó la culpa a la serpiente y el hombre a la mujer. Eso es bien peligroso, porque las consecuencias de nuestras faltas como dice Isaías nos separan de Dios, y eso no permite que cuando le busquemos en oración no habrá respuesta.
Dios siempre está dispuesto a ayudarnos y a escucharnos, pero tenemos que estar a cuentas con un Dios que es Santo y que ante su presencia el pecado no confesado es abominación.
El pecado no confesado a parte que nos separa de Dios, también apaga el Espiritu, nos roba el gozo, produce temor, nos roba la confianza en Dios, desea controlar nuestras vidas. No permitamos que el pecado nos controle, busquemos pronto al Señor y confesemos nuestros pecados, Él es fiel y Justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9)
David nos enseña en el Salmo 51 cuando le falló a Dios y le dijo: ten compasión de mi, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones.
Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.
Yo reconozco mis transgresiones; tengo siempre presente mi pecado. Crea en mi, oh Dios un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu ( Sal. 51:1-3,10)NVI
Bendiciones❤️💕🙏
Dev. R.de L.
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